JESUCRISTO DE NAZARETH
TÉCNICA: Oléo sobre tela.
MEDIDAS: 47 x 37 cm.
2015.
Orígenes,
in Ioannem, tom. 3
Conviene tener en cuenta que el Salvador dice de algunas cosas que no
son para sí sino para otros, mientras que de otras dice que son tanto
para sí como para otros.
Donde dice: "Lo que ha sido hecho en el Verbo
era vida", debe examinarse si es vida para sí y para otros, o para otros
únicamente. Y si para otros, para qué otros.
La vida es lo mismo que la
luz. El es la luz de los hombres, y así El es la vida de los hombres,
de quienes es luz. Y de este modo cuando se dice vida, puede decirse el
Salvador, vida, no de sí mismo, sino de otros de quienes es también luz.
Esta vida existe en el Verbo de Dios de una manera inseparable, y
existe juntamente desde que ha sido hecha por El. Conviene, pues, que la
razón o el verbo preexista en el alma para purificarla, a fin de que,
una vez limpia de sus pecados, aparezca pura, y se introduzca así, y se
engendre la vida en aquél que se ha hecho susceptible del Verbo de Dios.
No se dice que el Verbo fue hecho en el principio, porque no existía el
principio sin el Verbo de Dios; pero la vida de los hombres no estaba
siempre en el Verbo, sino que esta vida de los hombres fue hecha porque
la vida es la luz de los hombres. Cuando el hombre no existía, tampoco
existía la luz de los hombres que después habían de poder ver.
Y por
tanto dice: "Lo que ha sido hecho en el Verbo era vida". Y no "lo que
estaba en el Verbo era vida". Se encuentra otra variante aceptable, que
dice: "Lo que ha sido hecho en El es vida". Si entendemos, pues, que la
vida de los hombres, que está en el Verbo, es Aquél de quien dice San
Juan: "Yo soy la vida" (
Jn 14,6), debemos confesar que no vive ninguno de los infieles de Cristo, sino que están muertos todos los que no viven en Dios.
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