miércoles, 6 de diciembre de 2017

San Francisco contemplando la Cruz.
Oleo sobre tela.
2016.

*Afirmaba rotundamente que el religioso debe desear, por encima de todas las cosas, la gracia de la oración; y, convencido de que sin la oración nadie puede progresar en el servicio divino, exhortaba a los hermanos, con todos los medios posibles, a que se dedicaran a su ejercicio. Y en cuanto a él se refiere, cabe decir que ora caminase o estuviese sentado, lo mismo en casa que afuera, ya trabajase o descansase, de tal modo estaba entregado a la oración, que parecía consagrar a la misma no sólo su corazón y su cuerpo, sino hasta toda su actividad y todo su tiempo.
No dejaba pasar por alto ninguna visita del Espíritu. Cuando, estando en camino, sentía algún soplo del Espíritu divino, se detenía al punto dejando pasar adelante a sus compañeros. Muchas veces se sumergía en el éxtasis de la contemplación de tal modo, que, arrebatado fuera de sí y percibiendo algo más allá de los sentidos humanos, no se daba cuenta de lo que acontecía al exterior en torno suyo.
Y como había aprendido en la oración que el Espíritu Santo hace sentir tanto más íntimamente su dulce presencia a los que oran cuanto más alejados los ve del mundanal ruido, por eso buscaba lugares apartados y se dirigía a la soledad de los bosques y de las montañas o a las iglesias abandonadas para dedicarse de noche a la oración. Allí sostenía frecuentes y horribles luchas con los demonios, que se esforzaban por perturbarlo en el ejercicio de la oración. Él empero, cuanto más duramente le asaltaban los enemigos, tanto más fuerte se hacía en la virtud y más fervoroso en la oración diciendo confiadamente a Cristo: «A la sombra de tus alas escóndeme de los malvados que me asaltan». Y así hasta que los demonios, no pudiendo soportar semejante constancia de ánimo, se retiraban llenos de confusión.
Cuando el varón de Dios quedaba solo y sosegado, llenaba de gemidos los bosques, bañaba la tierra de lágrimas, se golpeaba con la mano el pecho, y, como quien ha encontrado un santuario íntimo, conversaba con su Señor. Allí respondía al Juez, allí suplicaba al Padre, allí hablaba con el Amigo, allí también fue oído algunas veces por sus hermanos, que con piadosa curiosidad lo observaban, interpelar con grandes gemidos a la divina clemencia en favor de los pecadores, y llorar en alta voz la pasión del Señor como si la estuviera presenciando con sus propios ojos.
Allí lo vieron orar de noche, con los brazos extendidos en forma de cruz, mientras todo su cuerpo se elevaba sobre la tierra y quedaba envuelto en una nubecilla luminosa, como si el admirable resplandor que rodeaba su cuerpo fuera una prueba de la maravillosa luz de que estaba iluminada su alma.
*« SAN BUENAVENTURA Leyenda Mayor» (=LM).

jueves, 16 de noviembre de 2017

EL BESO DE JUDAS (Caravaggio)
óleo sobre madera
18 x 24 cm.

Millones de Judas te han besado después de haberte vendido, y no por treinta dineros solamente ni una vez sola; legiones de Fariseos, enjambres de Caifases te han sentenciado como a malhechor digno de ser clavado de nuevo; y millonesde veces, con el pensamiento y la voluntad,
 te han crucificado, y una eterna canalla devillanos pervertidos te ha llenado el rostro de salivazos
 y bofetadas; y los palafreneros, los lacayos, los porteros, la gente de armas de los injustos detentadores de dinero y depotestad te ha azotado las espaldas y ensangrentado la frente, 
y miles de Pilatos, vestidos de negro o rojo, recién salidos del baño, perfumados de ungüentos, 
bien peinados y rasurados, te han entregado miles de veces a los verdugos después de haber reconocido tu inocencia; e innumerables bocas flatulentas y vinosas han pedido innumerables vecesla libertad de los ladrones sediciosos, de los criminales confesos, de los asesinos reconocidos, 
para que tú fueses innumerables veces arrastrado al Calvario y clavado al árbol con clavos 
de hierro forjados por el miedo y remachado por el odio.
Giovanni Papini. (Historia de Cristo)






Ave Maris Stella Salve, Estrella del Mar
Dei Mater alma, Madre de Dios excelsa
Atque semper Virgo y siempre intacta virgen
Felix coeli porta. del cielo feliz puerta.
Summens illud Ave Aquel ave tomando
Gabrielis ore, que de Gabriel oyeras,
Funda nos in pace, en paz nos establece,
Mutans evae nomen. mudando el nombre de Eva.
Solve vincla reis, Desata los pecados,
Profer lumen caecis, Alumbra mentes ciegas,
Mala nostre pelle, aleja nuestros males
Bona cncta posce. todo bien nos impetra.
Monstra te esse Matrem, Muéstranos que eres Madre,
Sumat per te preces, por ti las preces nuestras
Qui pro nobis natus reciba el que naciendo
Tulit esse tuus. por Madre te eligiera.
Virgo singularis, Virgen singularísima,
Inter omnes mitis, entre todas benévola,
Nos culpis solutos libres de culpa, dános,
Mites fac et castos. mansedumbre y pureza.
Vitam praesta puram, Dános vida sin mancha,
Iter para tutum; has segura la senda,
Ut videntes Jesum, para que viendo a tu Hijo
Semper collaetermur. gocemos dicha eterna.
Sit laus Deo Patri, A Dios Padre la gloria,
Summo Christo decus, a Cristo honra suprema,
Spiritui Sancto, y al Espíritu Santo,
Tribus honos unus. igual la gloria sea.
Amen. Amén.

(Salve, Estrella del Mar)


viernes, 22 de septiembre de 2017




LAS MUJERES QUE LO ACOMPAÑARON EN LA CRUZ
Oleo sobre tela.
30 x 30 cm.
2017.
Remigio
Después que el cuerpo del Señor quedó sepultado (los demás se marcharon a sus propias casas), únicamente continuaron allí las mujeres que más lo habían amado y con cuidado extremo se fijaron bien en el lugar donde el Salvador quedó sepultado. Porque en tiempo oportuno debían ofrecerle el testimonio de su devoción. "Y María Magdalena y la otra María estaban allí sentadas enfrente del sepulcro".
.
San Jerónimo
Habiendo abandonado todos al Señor, las mujeres perseveraron en su deber, esperando lo que Jesús había ofrecido. Por esta causa merecieron ser de las primeras que vieron la resurrección, porque "Quien persevere hasta el fin, se salvará" ( Jn 22; 24,13).



miércoles, 20 de septiembre de 2017

Padre Leonardo Castellani

Padre Castellani.
óleo sobre tela
40 x 45 cm.
2017

Padre Leonardo Castellani. Obras

Si ha habido un autor que, en el mundo católico del siglo XX ha quedado relegado y que merece ser conocido, ese fue el Padre Leonardo Castellani.
Las obras del gran jesuita se encontraban ya en el mundo virtual, pero de modo desordenadas. Venga aquí, entonces, un listado para su consulta, por si alguno quiere adentrarse en el alma de ese profeta incómodo que nos honra a los argentinos.
Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi
http://www.quenotelacuenten.org/padre-leonardo-castellani-obras/