Esta cruz representa simbólicamente el camino que hay que recorrer en
la vida para llegar a la vida eterna. Es el camino de todo monje de San
Millán y de todo cristiano.
Cada uno de los brazos tiene tres puntas, dos para afuera y una para dentro. Si la sumamos nos da el número 12, símbolo de los apóstoles y de una iglesia
santa y pecadora a la vez (puntas para afuera y para adentro). Si
continuamos el camino hacia el centro de la cruz, pasamos por las hojas
de ortiga, cuya infusión se tomaba en la antigüedad para purificar la sangre. El camino hacia Dios
es doloroso, como la picadura de ortiga, y también como su infusión te
cambia hasta la misma sangre. Llegamos a la hoja de tres puntas. El
número tres simboliza la Trinidad. Si has llegado hasta aquí podrás conocer el auténtico rostro de Dios, el Padre, Hijo y Espíritu Santo. Tras esta experiencia de Dios llegas al centro de la cruz, a tu destino, la flor de ocho pétalos, las ocho bienaventuranzas, la santidad. Y el centro de la cruz y de la flor es un punto, la unidad con Dios