Esculturas del alma, el Anima beata se ilumina ante la contemplación de la belleza de la gloria, mientras que el Anima dannata,
condenada, expresa el horror de lo infernal, como si hubiera sido
experimentado por el propio artista, en singular autorretrato oculto.
miércoles, 26 de agosto de 2015

"DOLOROSA"
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo.
MEDIDAS:25 X 25 cm.
Bajo el título de la Virgen de la Soledad o de los Dolores se venera a
María en muchos lugares. La fiesta de nuestra Señora de los Dolores se
celebra el 15 de septiembre y recordamos en ella los sufrimientos por
los que pasó María a lo largo de su vida, por haber aceptado ser la
Madre del Salvador.
Este día se acompaña a María en su experiencia de un muy profundo dolor, el dolor de una madre que ve a su amado Hijo incomprendido, acusado, abandonado por los temerosos apóstoles, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en una cruz, clavado de pies y manos.
María saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque nosotros no la comprendamos.
Este día se acompaña a María en su experiencia de un muy profundo dolor, el dolor de una madre que ve a su amado Hijo incomprendido, acusado, abandonado por los temerosos apóstoles, flagelado por los soldados romanos, coronado con espinas, escupido, abofeteado, caminando descalzo debajo de un madero astilloso y muy pesado hacia el monte Calvario, donde finalmente presenció la agonía de su muerte en una cruz, clavado de pies y manos.
María saca su fortaleza de la oración y de la confianza en que la Voluntad de Dios es lo mejor para nosotros, aunque nosotros no la comprendamos.
martes, 25 de agosto de 2015
ARTE SACRO
*Por la Encarnación del Verbo, la naturaleza divina veló su gloria al revestir la “forma servi” (Cf Flp 2, 6-11) A partir de la Resurrección, en cambio, la naturaleza humana se despoja de la “forma servi”, descubriendo la “forma Dei”.
Esta
gloria del Verbo, a pesar de estar velada por la carne, se manifestó
antes de la resurrección en diversas ocasiones, según el testimonio de
los Evangelios.
Un caso significativo es la Transfiguración del Señor en el monte Tabor.
Allí
la gloria se manifiesta en su mismo cuerpo que aparece “vestido
luminoso de la divinidad”, comparable a su apariciones posteriores a la
Resurrección. Como si la luz de su naturaleza divina traspasase la
opacidad del cuerpo humano del Redentor.
San
Juan Damasceno enseña que el Verbo, al encarnarse, no perdió el
esplendor de su divinidad, sino que la veló por amor a los hombres. Se
podría decir que el verdadero milagro fue el ocultamiento de su gloria.
El
Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña (Nº 115 y ss.) que la
Encarnación del Hijo de Dios inauguró una nueva “economía” de las
imágenes.
“En
otro tiempo, Dios, que no tenía cuerpo ni figura, no podía de ningún
modo ser representado con una imagen. Pero ahora que se ha hecho ver en
la carne y que ha vivido con los hombres, puedo hacer una imagen de lo
que he visto de Dios… con el rostro descubierto contemplamos la gloria
del Señor” (S. Juan Damasceno, imag, 1,16)
“Se transfiguró delante de ellos: su rostro resplandeció como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la nieve” (Cf Mt 17,2; Mc 9,3; Lc 9,29)
En el Tabor, la verdad encarnada resplandece con extraordinaria belleza.
Aquí
se concreta de la forma más elevada posible la clásica definición de
Platón, asumida luego por el Aquinate, según la cual la belleza es el “resplandor de la verdad”.
Dostoievski decía que “no hay ni puede haber nada más hermoso y perfecto que Cristo” y también que su naturaleza humana era “la imagen positivamente, absolutamente bella”.
Su
personalidad es reflejo de la gloria del Padre. Pero el aspecto
exterior de Jesús, sus rasgos, parece difícil de rastrear en los
Evangelios y en los escritos de los Apóstoles: su preocupación básica es
el Cristo glorioso, Hijo de Dios y Redentor y la clara afirmación de su
verdadera Humanidad.
Cuando
hablamos de la creación del universo y éste ser un efecto que no
“queda” en el agente o causa, accedemos al ámbito de las operaciones “ad
extra” de Dios. Son operaciones comunes a toda la Trinidad, que en éste
caso es comunicación y donación del ser constituyendo una realidad
distinta de sí.
Al
hacer donación de sí, regala la existencia en la acción creadora,
comunica su infinita bondad que, como tal, tiene a entregarse
máximamente.
Esta
nueva entidad, lleva en su misma constitución la impronta de su Hacedor,
y por lo tanto encontramos en ella vestigios trinitarios: “todas
estas cosas, creadas por el arte divino, manifiestan en sí cierta
unidad, belleza y orden. Hay en todo esto unidad, ya se trata de
naturalezas corpóreas, ya de las facultades anímicas; poseen algún grado
de belleza, como las figura y cualidades de los cuerpos o las ciencias y
el arte en las almas; y tienen cierto orden, como se observa en los
pesos y la posición de los cuerpos, en los amores y los placeres del
alma. Conocemos al Hacedor por las creaturas y descubrimos en éstas una
cierta y digna proporción, el vestigio de la Trinidad. Es en esta
Trinidad suma donde radica el origen supremo de todas las cosas, la
belleza perfecta, el goce completo” (S. Agustín, De Trinitate)
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BERNINI |
Santo
Tomás distingue dos tipos de imágenes: la que está en algo de la misma
naturaleza y la se encuentra en algo de otra naturaleza.
“De
la primera manera, el Hijo es la imagen del Padre; de la segunda, el
hombre es llamado imagen de Dios. Y para indicar la imperfección de la
imagen en el hombre no se dice simplemente que es imagen de Dios, sino
que es a su imagen, por donde se significa cierto movimiento que tiende a la perfección.
En cambio del Hijo de Dios no se puede decir que sea a imagen, porque El es la perfecta imagen del Padre” (S. Th. I, q 35, 2)
De
allí que si el Padre se complace en los hombres, es porque en ellos
encuentra reflejado al Verbo, y de ese modo se complace siempre, en
última instancia en su Imagen natural.
Facultad exclusiva de la especie humana es la creación artística.
El artista es capaz de hacer existir una nueva realidad, no ex nihilo, como Dios, pero sí totalmente original.
A partir de lo que en la filosofía del arte es llamada forma germinal, en la mente del artista, éste produce un nuevo ser autónomo que es la obra de arte concre, libremente concebida, como expresión reflexiva de la belleza bajo una forma sensible (Cf. “Arte y escolástica”, de J. Maritain)
La
clase de existencia que el artista otorga a su obra presupone siempre
su propia existencia, que a diferencia de la de Dios es “recibida”…
A
su manera, la creación artística constituye una importante contribución
a la naturaleza, ya que incorpora una serie de seres que no se
encuentran en ella, objetos cuya existencia, esencia y estructura se
justifican por el placer de aprehenderlos.
Lo bello – aquello cuya captación place-, es solamente para ser bello sin ninguna otra utilidad.
La belleza, el arte y la liturgia no pertenecen al reino de lo útil.
El artista ama su obra con un amor tan personal como si fuera su hija, pensando que no morirá del todo, perviviendo en la belleza formal que logró imprimirle, le deja “la mitad de su espíritu”.
Dejó una ventana abierta al absoluto, según Pío XII, para quien la función del arte es “romper
el círculo estrecho y angustioso de lo finito en el cual el hombre está
encerrado mientras vive acá abajo, y abrir como una ventana a su
espíritu para que aspire a lo infinito”.
Concordamos
con Maritain para quien el arte cristiano se define por el sujeto en
quien se da y por el espíritu de donde procede; se dice arte cristiano o
arte de cristiano, como se dice arte de abeja o arte de hombre.
Es el arte de la humanidad redimida. No puede un árbol bueno producir frutos malos; si somos, o al menos devenimos (como
diría Castellani) cristianos, el fruto artístico será siempre
cristiano, porque de la grandeza de la forma, que proviene del lado del
espíritu, hablará la expresión sensible.
Claro,
que no debemos creer que las buenas intenciones morales suplirán a la
calidad de la técnica o de la inspiración y son suficientes para
ejecutar una obra. Esto sería una falta contra la gratuidad de toda
producción artística.
No estará de más recordar los ingredientes de la belleza, señalados por el Angélico:
“En
primer lugar la integridad, o perfección; pues la cosas que están
disminuidas, por eso mismo son defectuosas. Además la debida proporción,
o sea consonancia. Y por último la claridad: por lo cual las cosas que
tienen colores nítidos se dice que son bellas” (S.Th. I q 39 a 8)
Según Sertillanges, todo artista que abordare un asunto de fe, debiera tener en cuenta:
1)
Una justa idea de los que es el dogma. Nada peor que una pálida
aproximación. Piénsese, por ejemplo, que hasta el siglo XV no aparecen
errores doctrinales en las reproducciones artísticas.
2)
El artista no debe desdoblarse en artista y cristiano.
Artista-cristiano de una sola pieza. La idea cristiana debe dominar sus
facultades.
3) Debe desechar de sus producciones todo elemento hostil a la idea que ha intentado reproducir.
A esta altura de nuestra exposición ubiquemos al arte sacro.
El
arte sacro, ya se ve es arte cristiano, y no todo arte cristiano es
sacro, pues aunque su inspiración sea religiosa, no necesariamente ha de
ser de hecho incorporado a un uso sagrado o decorar una iglesia.
En otro lugar se ha hablado de la finalidad de la destinación del arte sacro.

No es que el arte tenga eficacia ex opere operato
en nuestra vida religiosa: Dios no ha vinculado la verdad y la gracia a
una expresión artística. Pero es un valiosísimo auxiliar –como la
belleza litúrgica- ut lyra Christus. Recordemos cómo la belleza
del culto católico ha sido de influencia decisiva en la conversión de
muchos. Baste leer, por ejemplo, en las Confesiones de S. Agustín
el relato de su estremecimiento con los cánticos en el templo y también
las conmovedoras páginas de Paul Loewngar.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que “El
arte sacro es verdadero y bello cuando corresponde por su forma a su
vocación propia: evocar y glorificar, en la fe y la adoración, el
Misterio trascendente de Dios, Belleza sobre eminente e invisible de
Verdad y de Amor, manifestado en Cristo… belleza espiritual reflejada en
la Santísima Virgen Madre de Dios, en los Ángeles y en los Santos” (cf 2502)
Estas
son pautas de legitimación y parámetros de juicio que ya había
recordado la Constitución sobre la Sagrada Liturgia del último Concilio
Vaticano: “por eso los obispos deben personalmente… vigilar y
promover el arte sacro… y apartar con la misma atención religiosa de la
liturgia y de los edificios de culto todo lo que no está de acuerdo con
la verdad de la fe y la auténtica belleza del arte sacro” (S.C. 122-127)
Recordaba el Cardenal Ratzinger: “La
única apología verdadera del cristianismo puede reducirse a dos
argumentos: los santos que la Iglesia ha elevado a los altares y el arte
que ha surgido en su seno.
El
Señor se hace creíble por la grandeza sublima de la santidad y por la
magnificencia del arte desplegadas en el interior de la comunidad
creyente, más que por los subterfugios que la apologética ha elaborado
para justificar las numerosas sombras que oscurecen la trayectoria
humana de la Iglesia. Si la Iglesia debe seguir convirtiendo, y, por lo
tanto, humanizado el mundo, ¿cómo puede renunciar en su liturgia a la
belleza que se encuentra íntimamente unida al amor y al esplendor de la
Resurrección? No, los cristianos no deben contentarse fácilmente; deben
hacer de su Iglesia hogar de la belleza –y, por lo tanto de la verdad-,
sin la cual el mundo no sería otra cosa que la antesala del infierno” (Cf. “Informe sobre la Fe”)
Más
adelante comenta el Cardenal de un eminente teólogo, uno de los líderes
del pensamiento posconciliar (cuyo nombre calla por prudencia), que le
confesaba, sin empacho alguno, que se sentía un bárbaro en materia de arte.
“Un teólogo que no ama el arte, la poesía, la música, la naturaleza, puede ser peligroso. Esta ceguera y sordera para lo bello no es cosa secundaria; se refleja necesariamente también en su teología”, concluía.
Lo
que hace al artista, no es el artista; son los que oran. Y los que oran
no obtienen otra cosa que lo que piden… El arte sacro es una
consecuencia de la oración.
Muchos
artesanos del Medioevo estaban guiados por monjes o ellos mismos lo
eran. Y ya no sabemos si es un monje el artesano o u artista que para
contemplar la Suma Belleza, ha elegido la libertad de un claustro.
Decía
Miguel Ángel del Beato Angélico que fue preciso que Dios arrebatase al
mismo cielo a este fraile para hacerle ver el modelo de sus imágenes
saturadas de sacralidad…
Por
más paganizantes que puedan parecernos los artistas del Renacimiento,
seguían embebidos de la Fe. Cercanos a la Edad Media tumultuosa y
apasionada, pero heroicamente cristiana, mantuvieron pura la fe, cuya
profunda marca sobre nuestra civilización no han podido borrarla los
posteriores siglos de cultura “antropocéntrica”.
Igual se produciría, inevitable, la ruptura entre la Fe y las facultades de la imaginación y la sensibilidad.
El
jansenismo despojará al espíritu de la carne, con nefastas
consecuencias no sólo en el arte, sino en la espiritualidad y la vida
cristiana.
El gótico tenía por objeto representar
ingenua y cándidamente los hechos concretos y las verdades históricas
de la Fe a los ojos de la muchedumbre, como una gigantesca Biblia que se
despliega en catequesis de piedra, luz y vidrio.
El arte posterior al Concilio de Trento, impropiamente llamado “barroco”, tendrá como objetivo mostrar
con estrépito, elocuencia, grandiosidad y a menudo con el patetismo más
emocionante ese espacio vacante, dispuesto a una posible manifestación
apoteósica de la teología.
No
olvidemos que la Teología, en su cúspide más alta –la doxología- y
también la mística, no se exime del barroquismo, por la intrínseca
limitación de nuestro pensamiento y nuestra palabra: Dios es inefable.
Lo que logramos expresar de Él, lo hacemos por acumulación de negaciones y afirmaciones…
Podríamos, entonces decir, que el gótico ha sido el arte de la cristiandad y el barroco el de la catolicidad.
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RUBENS |
Creo
que, en tanto que aquel no conoció en su momento las divisiones en la
sólida unidad de la Fe, éste fue una reacción al protestantismo que
vació de humanidad y sobrenaturalidad el misterio de Cristo: un horror
al vacío luterano de la sola fides y la sola Scriptura.
Extraigo algún párrafo de unas cartas de Marie-Charles Dulac: “Hay
algo que yo desearía y por lo cual ruego: que todo lo que es bello sea
traído de vuelta a Dios y sirva para alabarlo. Todo lo que vemos en las
criaturas y en la creación, todo debe serle devuelto, y lo que me aflige
es ver a su Esposa, nuestra Madre, la Santa Iglesia, ornada de
horrores. Es tan feo todo lo que manifiesta exteriormente, a ella que
por dentro es tan bella; todos los esfuerzos se encaminan a hacerla
grotesca; su cuerpo ha sido desde el comienzo entregado desnudo a las
fieras; después los artistas pusieron toda su alma en adornarla, mas
luego la vanidad y por último la industria se mezclaron en esto y así
disfrazada se la entrega al ridículo. Que es otro género de fiera, menos
noble que un león y más malo…” (25-VI-1897)
Para
quien se atreva a mirarlo de frente, mucho arte sacro actual exhibe
todos nuestros pecados: debilidad, indigencia, timidez de a fe y del
sentimiento, sequedad del corazón, disgusto por lo sobrenatural.
Pero sin embargo, el alma en el interior permanece viva, infinitamente dolorosa, paciente, y a la espera.
El
sentido de lo sobrenatural nos hará redescubrir la legítima emoción
religiosa que provoca el arte sacro y que los primitivos supieron captar
y transmitir.
Alabad al Señor con maestría.
No hay detalle que no pueda ser objeto de arte. Los detalles más
pequeños de la crestería de una catedral gótica estaban hechos para que
sólo Dios los viera desde Su altura.
El gusto artístico, la sensibilidad por el arte, deben ser educados.
Las
obras de arte no fueron realizadas para ser expuestas en un museo o ser
ejecutadas en auditorios, fuera del ámbito que les es propio. Este arte
debe ser devuelto al Altísimo, a la Belleza misma.
lunes, 24 de agosto de 2015
"JESÚS "
TÉCNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS: 40 X 37 Cm.
2014.
Estas divinas lecciones nos levantan el corazón, para que la desesperanza no nos deprima, y al mismo tiempo lo aterran, para que no nos lleve el viento de la soberbia. Dificultoso,
por demás, había de sernos seguir el camino medio, verdadero y derecho, como si dijésemos entre la izquierda de la desesperación y la derecha de la presunción, si Cristo no dijese: Yo soy el camino, la verdad y la vida.
O en palabras semejantes:
«¿Por dónde quieres ir? Yo soy el camino.
¿A dónde quieres ir? Yo soy la verdad.
¿Dónde quieres detenerte? Yo soy la vida.»
Vayamos, pues, tranquilamente por este camino; mas ¡cuidado con las asechanzas a la vera del camino!
No se atreve el enemigo a poner celada en el mismo camino, porque el camino es Cristo; pero a la vera del camino es cierto que no se cansa de ponerlas. Por eso dice un salmo: Junto a las sendas me pusieron tropiezos. Y en otro lugar dice la Escritura: Entre lazos andas. Estos lazos entre los que andamos no están en el camino, sino a la vera del camino. ¿De qué te asustas, qué temes por el camino? Teme si te sales de él.
Porque, si al enemigo se le deja poner lazos junto al camino, es para que, con la alegría de la seguridad, no se abandone el camino derecho y vaya el caminante a dar en las celadas.
San Agustín de Hipona. Sermón 142.
viernes, 21 de agosto de 2015
CULTURA

*Cultura -de colere- se refirió primero a la agri-cultura. Y ya, en Catón el Viejo (s. III a. C.). Cultor vitis es el que cultiva la viña; cultores veritatis, fraudis inimici, son, según Cicerón, los amigos de la verdad y enemigos del fraude; Marcial llama "cultor Minervae" a quien cultiva las letras. Para Cicerón, Philosophia est cultura animi ; y el culto y práctica religiosa es Cultura Dei.
La cultura es, ante todo, una labranza o laboreo,
esfuerzo de las potencias espirituales y materiales para la elevación del
hombre. Es también el mejor resultado de ese esfuerzo conseguido a través del
tiempo por los diferentes pueblos. Engloba todos los valores que elevan al
hombre y su dignidad en los distintos niveles. La cultura da al hombre
capacidad de encontrarse a sí mismo y facilita caminos de superación.
La vida humana sin el cultivo del
espíritu se deshumaniza, se
animaliza por completo.
Cultura es, pues, concepto y contenido positivos.
Nos enseña responsabilidad. El hombre se reconoce a sí mismo como proyecto y
busca valores que lo perfeccionen y lo trasciendan. Por el contrario, lo que se
oponga a esta aspiración de ser mejores y al esmero ético de crecer en
dignidad, será, según los casos, incultura, subcultura, pseudocultura,
anticultura, contracultura.
Cultura es, ante todo, el mejoramiento intelectual y moral de la persona y
el resultado de ese mejoramiento. Una cultura del hombre sólo
es auténtica cultura humana y humanista si está abierta a los valores absolutos, los cuales no tienen en el hombre su más radical fundamento. Y una
civilización sólo será humana y positiva si logra una situación jurídica y una
cultura donde el hombre se afirme, porque ancla en las exigencias más profundas
de su propia naturaleza, y por la cual el hombre puede acceder a la Verdad, al
Bien y a la Belleza, que son los tres órdenes de la verdadera cultura y fuente
de toda verdadera felicidad
*Por cultura se entiende
esencialmente la formación de la persona humana. Cultura es “camino de vida en común” de unas personas. Una comprensión correcta de
cultura es necesaria para una completa apreciación del pasado, un aceptación
del presente, y una planificación prudente para el futuro. El occidente,
nuestro país, nuestra familia y nuestra propia vida depende de nuestro
entendimiento de la cultura.
*La cultura es el conjunto de
ideas que un pueblo tiene y que dan sentidos a sus estructuras sociales, a su
modo de entender a la persona humana y
que motiva el modo en que viven y se
relacionan unos con otros. Esas ideas pueden estar de acuerdo con la dignidad
humana o no. Una cultura que tiene ideas que van en contra de la dignidad
humana; va en camino a autodestruirse.
*La cultura es el contenido
(lo significativo) no el fin; estudiamos el pasado para clarificar el presente,
en orden de proceder prudentemente hacia un futuro. Estamos llamados a vivir "sub specie aeternitatis" bajo un aspecto de eternidad. El hombre
procede hacia su fin, de acuerdo a su propia visión de la realidad, en comunión
con otros hombres, y en respuesta a las posibilidades presentadas por el mundo
material. Este esfuerzo unificado constituye generalmente la cultura.

*Los sistemas políticos (ideologías), Legales y jurídicos; están ordenados por la búsqueda de lo Justo, o lo moralmente bueno, sino están totalmente corruptos.
*Los medios (diarios, t.v. radio), las universidades, las escuelas, las Ciencias, incluso Internet ; están ordenados, al menos idealmente, por la búsqueda de la Verdad.
*Las Artes plásticas, el cine, la música, y la literatura; están ordenados, en los mejores casos, hacia la realización de la Belleza.
Es necesario este retorno a la integración de la cultura. Que no quiere decir volver hacia atrás, sino lo contrario: dejar las estructuras del siglo XX, ya sin interminables propagandas (directas o subliminales) ideológicas, o simplemente de consumo, para que encontremos un sentido real.
"CRISTO RESUCITADO"
TÉCNICA: Oléo sobre tela.
MEDIDAS: 25,5 x 20 cm.
San Gregorio,
In Evang. hom. 22
Esta descripción tan detallada del Evangelista no carece de misterio.
San Juan, el más joven de los dos, representa la sinagoga judía, y
Pedro, el más anciano, la Iglesia universal. Aunque la sinagoga de los
judíos precedió en el culto divino a la Iglesia de los gentiles, sin
embargo, fue superada en número por la multitud de los gentiles.
Corrieron ambas juntamente, porque desde su nacimiento hasta su ocaso,
aunque en distinto sentido, corren juntas. La sinagoga llegó primero al
monumento, pero no entró, porque aunque entendió los mandatos de la Ley
sobre las profecías de la Encarnación y Pasión y muerte del Señor, no
quiso creer. Llegó después Simón Pedro y entró en el sepulcro, porque la
Iglesia de las naciones, que siguió la última, creyó a Cristo muerto en
su humanidad y vivo en su divinidad. El sudario, pues, de la cabeza del
Señor, no fue encontrado con los lienzos, porque Dios es la cabeza de
Cristo, y los misterios de su divinidad son incomprensibles a la
flaqueza de nuestra inteligencia y superiores a las facultades de la
naturaleza humana.
Se ha dicho que el sudario se ha encontrado, no sólo
separado, sino envuelto, porque el lienzo que sirve de envoltura a la
cabeza divina, demuestra su grandeza en que no tiene principio ni fin.
Esta es, pues, la razón por qué se encontró solo en otro lugar, porque
Dios no se encuentra entre las almas que están divididas, y sólo merecen
recibir su gracia las que no viven separadas por el escándalo de las
sectas. Pero como el lienzo que cubre la cabeza de los operarios sirve
para enjugar el sudor, puede entenderse con el nombre de sudario la obra
de Dios, que aunque permanece tranquilo e inmutable en sí mismo,
manifiesta que sufre y trabaja en la dura perversidad de los hombres. El
sudario que había estado sobre su cabeza y encontrado aparte, demuestra
que la Pasión de nuestro Redentor es muy diversa de la nuestra, porque
El la padeció sin culpa, y nosotros por nuestros pecados; El se ofreció a
ella voluntariamente, y nosotros la sufrimos contra nuestra voluntad.
Después que entró Pedro entró Juan, porque al fin del mundo Judea
entrará también en la fe del Salvador.
JESUCRISTO
JESUCRISTO DE NAZARETH
TÉCNICA: Oléo sobre tela.
MEDIDAS: 47 x 37 cm.
2015.
Orígenes,
in Ioannem, tom. 3
Conviene tener en cuenta que el Salvador dice de algunas cosas que no
son para sí sino para otros, mientras que de otras dice que son tanto
para sí como para otros.
Donde dice: "Lo que ha sido hecho en el Verbo
era vida", debe examinarse si es vida para sí y para otros, o para otros
únicamente. Y si para otros, para qué otros.
La vida es lo mismo que la
luz. El es la luz de los hombres, y así El es la vida de los hombres,
de quienes es luz. Y de este modo cuando se dice vida, puede decirse el
Salvador, vida, no de sí mismo, sino de otros de quienes es también luz.
Esta vida existe en el Verbo de Dios de una manera inseparable, y
existe juntamente desde que ha sido hecha por El. Conviene, pues, que la
razón o el verbo preexista en el alma para purificarla, a fin de que,
una vez limpia de sus pecados, aparezca pura, y se introduzca así, y se
engendre la vida en aquél que se ha hecho susceptible del Verbo de Dios.
No se dice que el Verbo fue hecho en el principio, porque no existía el
principio sin el Verbo de Dios; pero la vida de los hombres no estaba
siempre en el Verbo, sino que esta vida de los hombres fue hecha porque
la vida es la luz de los hombres. Cuando el hombre no existía, tampoco
existía la luz de los hombres que después habían de poder ver.
Y por
tanto dice: "Lo que ha sido hecho en el Verbo era vida". Y no "lo que
estaba en el Verbo era vida". Se encuentra otra variante aceptable, que
dice: "Lo que ha sido hecho en El es vida". Si entendemos, pues, que la
vida de los hombres, que está en el Verbo, es Aquél de quien dice San
Juan: "Yo soy la vida" (
Jn 14,6), debemos confesar que no vive ninguno de los infieles de Cristo, sino que están muertos todos los que no viven en Dios.
MARIA MAGDALENA ÉXTASIS
MARÍA MAGDALENA (Verones)
TÉCNICA:Óleo sobre tela.
MEDIDAS:41,5 x 33cm.
2015.
La tradición oriental afirma que, después de Pentecostés, María Magdalena fue a vivir a Efeso con la Virgen María y San Juan y que murió ahí. A mediados del siglo VIII, San Wilibaldo visitó en Efeso el santuario de María Magdalena. En el 886 fueron llevadas sus reliquias a Constantinopla.
Según la tradición francesa muy difundida en occidente, María Magdalena fue con Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza, Francia y pasó los últimos treinta años de su vida en los Alpes Marítimos, en la caverna de La Sainte Baume. Poco antes de su muerte, fue trasladada milagrosamente a la capilla de San Maximino, donde recibió los últimos sacramentos y fue enterrada por el santo.
La pecadora fue perdonada por Jesús. Se cumplió en ella el Salmo 51 "Un corazón humillado y arrepentido, Dios nunca lo desprecia".
María Magdalena es la mujer que fue fiel a Jesús hasta el final y que El escogió para ser testigo de la Resurrección ante los apóstoles.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.
Michelangelo Merisi da CARAVAGGIO
DAVID (Caravaggio)
TÉCNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS:20 x 20CM.
JUDITH(Caravaggio)
TÉCNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS: 33 x 25,5CM.
SANTA CATALINA DE ALEJANDRIA (Caravaggio)
TÉCNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS: 33 X 30CM.
SAN JUAN BAUTISTA (Caravaggio)
TÉCNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS: 24 X 24CM.
MARÍA MAGDALENA
MARÍA MAGDALENA
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo.
MEDIDAS:42,5 x 32,5 cm.
María: "Preferida de
Dios"
Magdalena: Se deriva de Magdala, población situada sobre la orilla occidental del mar de Galilea, al norte de la ciudad de Tiberíades, o de expresión del Talmud que significa "rizar pelo de mujer", en referencia a las adúlteras.
«La historia de María de Magdala recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por él, y le ha seguido de cerca, convirtiéndose en testigo de la potencia de su amor misericordioso, que es más fuerte que el pecado y la muerte». -Benedicto XVI, 23 Julio, 2006
Magdalena: Se deriva de Magdala, población situada sobre la orilla occidental del mar de Galilea, al norte de la ciudad de Tiberíades, o de expresión del Talmud que significa "rizar pelo de mujer", en referencia a las adúlteras.
«La historia de María de Magdala recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por él, y le ha seguido de cerca, convirtiéndose en testigo de la potencia de su amor misericordioso, que es más fuerte que el pecado y la muerte». -Benedicto XVI, 23 Julio, 2006
ECCEHOMO y Madonna

TÉCNICA: Oléo sobre tela.
MEDIDAS: 33X 25,5CM.
MADONNA (Tiziano)
TÉCNICA: Oléo sobre tela.
MEDIDAS: 27 X 24 CM.
CRISTO CORONADO DE ESPINAS
CRISTO CORONADO (RENI)
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo.
MEDIDAS: 27 x 25,5 cm.
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo.
MEDIDAS: 27 x 25,5 cm.
ECCE HOMO (RENI)
TÉCNICA: Óleo sobre lienzo.
MEDIDAS: 20,5 x 16 cm.
2015.
Orígenes,
in Matthaeum, 35
También puede decirse que la caña fue un misterio, porque antes que
creyéramos confiábamos en el báculo de caña de los egipcios o de
cualquiera otro pueblo enemigo de Dios.
Y esta caña es la que aceptó
para triunfar con ella en el árbol de la cruz. Hieren además con esta
caña la cabeza de Jesucristo porque el poder enemigo dirige
constantemente sus tiros contra Dios Padre, cabeza del Salvador.
VIRGEN DE VELO AZUL
TECNICA: Óleo sobre tela.
MEDIDAS: 36 X 27 cm.
"Toda la tierra está llena de su gloria, particularmente entre
los cristianos que la han escogido por tutelar y patrona de varias naciones,
provincias, diócesis y ciudades. ¡Cuántas catedrales no se hallan consagradas a
Dios bajo su advocación! ¡No hay Iglesia sin un altar en su honor, ni comarca ni
región donde no se dé culto a alguna de sus imágenes milagrosas, donde se cura
toda suerte de enfermedades y se obtiene toda clase de bienes! ¡Cuántas
cofradías y congregaciones en su honor! ¡Cuántos institutos religiosos colocados
bajo su nombre y protección! ¡Cuántos congregantes en las asociaciones piadosas,
cuántos religiosos en todas las Órdenes! ¡Todos publican sus alabanzas y
proclaman sus misericordias!"
San Luis María Grignon de Montfort.
San Luis María Grignon de Montfort.
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